SINOPSIS:
Clémentine vive en París, en un espléndido apartamento con vistas a la ciudad y a sus tejados. Es una chica joven, alegre y afortunada, con un trabajo que adora: leer libros a chicos con dificultades, ayudándoles a que superen sus miedos a través de la terapia de las palabras.
Albert Séraphin es un joven escritor quien, después de haberse cruzado con Clémentine por la calle, y quedarse deslumbrado por ella, convierte a Clémentine en la protagonista de su novela. Al publicar este libro, titulada Fábula en París, esta se convierte rápidamente en un best seller; el público se enamora locamente de una novela que está escrita desde el corazón. Clémentine también lee la novela, y al pasar la última página tiene una extraña sensación; intuye que esta historia tiene algo de premonitorio. Hay algo que transmite el libro que parece pertenecerle solo a ella.
Clémentine descubrirá que el mejor regalo que un libro puede ofrecer es su capacidad para unir a las personas y que estos a veces son el salvoconducto para poder llegar a algo parecido al verdadero amor.
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Comentaba yo el otro día, mientras reseñaba “La Librería del Señor Livingstone”, que me encontraba en un estancamiento lector y que me hacía falta una novela de ese tipo (“feelgood)” o algo similar para volver a mi ritmo lector habitual y ¡zasca! la encontré por puro azar.
“Algo parecido al verdadero amor” es una novela cuyo título “a priori” no me llamaba demasiado, pero por aquello de “un Kindle flash más o menos no lo voy a notar” acabé comprándola en Amazon.
Si os digo donde empecé a leerla ¡ja,ja! hasta me da vergüenza…¡En un partido de balonmano! Si es que lo mío y el deporte es una cosa que jamás llegará a nada. No hay deporte que me caliente la sangre. Me da igual quién juegue, a qué juegue y quien gane y hacía por lo menos 20 años que no íbamos a un partido, pero aprovechando un acto homenaje a las mujeres afectadas por cáncer de mama que se iba a hacer antes del encuentro, allá que nos fuimos. Una vez que empezó el partido, y visto mi nulo interés en él, recordé que tenía la aplicación del Kindle en el móvil y la última novela que había comprado era “Algo parecido al verdadero amor”.
Pensé que no iba a concentrarme un pimiento con el barullo alrededor mío, pero ¡oye! cuando acabó el encuentro (ganando los locales, por cierto) me había leído el 25% del libro y estaba deseando llegar a casa para continuar. Tanto es así que me lo terminé al día siguiente durante el desayuno y …¡me ha encantado! y lo que es mejor, me ha ayudado a volver al redil lector.
“Algo parecido al verdadero amor” es una encantadora y amable historia protagonizada por una no menos encantadora joven llamada Clementine y que transcurre en las calles de Paris.
Clementine acaba de instalarse en un precioso piso que ha heredado de un familiar a quien no conocía y no puede creer la suerte que ha tenido, el piso es lo que siempre había soñado, además de contar con una habitación repleta de estanterías que esperan a ser llenadas, tiene unas preciosas vistas, pero es que además ha tenido la suerte de caer en un edificio donde sus vecinos, los Dubois, son simplemente encantadores, al igual que Héctor, el portero que cuida de que todo esté en orden. Más que vecinos, acaban componiendo una pequeña familia desde el mismo instante en que el pequeño Rémy Dubois se encuentra con Clementine en la escalera del edificio y sin dudarlo un segundo la lleva a su casa donde le presenta al resto de su familia y no dudan en incorporarla a las meriendas que cada miércoles por la tarde organizan junto con Héctor, para tomar té y bizcocho y donde se siente absolutamente integrada desde el principio y la verdad es que hasta el lector se siente uno más en esas reuniones. Solamente te hace falta un té (o un café) mientras lees para sentirte parte de ellos y compartir su felicidad y los juegos que se inventan, alguno de lo más ingeniosos.
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Clementine acaba de instalarse en un precioso piso que ha heredado de un familiar a quien no conocía y no puede creer la suerte que ha tenido, el piso es lo que siempre había soñado, además de contar con una habitación repleta de estanterías que esperan a ser llenadas, tiene unas preciosas vistas, pero es que además ha tenido la suerte de caer en un edificio donde sus vecinos, los Dubois, son simplemente encantadores, al igual que Héctor, el portero que cuida de que todo esté en orden. Más que vecinos, acaban componiendo una pequeña familia desde el mismo instante en que el pequeño Rémy Dubois se encuentra con Clementine en la escalera del edificio y sin dudarlo un segundo la lleva a su casa donde le presenta al resto de su familia y no dudan en incorporarla a las meriendas que cada miércoles por la tarde organizan junto con Héctor, para tomar té y bizcocho y donde se siente absolutamente integrada desde el principio y la verdad es que hasta el lector se siente uno más en esas reuniones. Solamente te hace falta un té (o un café) mientras lees para sentirte parte de ellos y compartir su felicidad y los juegos que se inventan, alguno de lo más ingeniosos.
Esta novela es un puro homenaje a los libros y es que Clementine está trabajando en una tesis y va a utilizar los libros para ayudar a niños con diferentes problemas. Intentará demostrar que la “libroterapia” funciona y que puede servir como complemento a otros tratamientos que los niños estén recibiendo. Cada niño es un mundo y para cada uno de ellos existe el libro y la lectura adecuada.
Mientras tanto, la historia de Clementine se irá alternando conla historia de un hombre que ha escrito una novela inspirada en una mujer que un día vio por la calle, pero a la que no conoce. Una novela que tendrá un inesperado éxito que cambiará las vidas de más de uno y hasta ahí puedo contar.
He disfrutado mucho esta lectura, de verdad. Hacía tiempo que no subrayaba tantas líneas en un libro (virtualmente, claro, solo la tengo en ebook), me ha encantado la historia, y me han encantado todos los personajes, pero sobre todo el pequeño Rémy y más áun Clementine. Su personalidad cariñosa, su forma de ver la vida, su cara siempre risueña y dispuesta a ayudar a todo el mundo, pero sobre todo su pasión por la literatura y que la traslade en forma de ayuda a los niños, eso me ha encantado.
Me ha gustado mucho cómo está escrito, de forma sencilla, coloquial, es muy ameno de leer, y a la vez te hace reflexionar con muchas de las citas que encuentras sin que sientas que están metidas con calzador.
Siempre he pensado que hay un libro para cada momento y para cada persona y eso incluye a los niños. Solamente hay que encontrarlo. Yo he encontrado en esta lectura las ganas de volver a sumergirme en otras historias y estoy segura de que si os animáis a leerlo os gustará tanto como a mí, al menos eso espero.
No tengo duda de que si eres fan de las novelas de Mónica Gutiérrez, este libro es para ti.
"Envejecer no significa perder la belleza, sino transferirla del rostro al corazón."
"... estoy intentando demostrar que las palabras tienen un efecto terapéutico en sí mismas. El sonido fascina antes que el sentimiento. El sonido y el sentimiento consuelan, ayudan."
"... el poder de las imágenes y de los libros, sobre todo los leídos en la infancia, puede dejar pequeñas y maravillosas marcas en la vida de las personas."
"Yo creo que los libros se armonizan con nuestro estado de ánimo; si son lo que necesitamos en ese momento, vibramos con ellos".
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