(Leído en Noviembre 2009) Nº 84
Bueno, un año más se acerca la Navidad a pasos agigantados y antes de que empiece a tener menos tiempo que dedicar al blog he decidido darle un aire navideño hasta después de Reyes, espero que no os aburra mucho esta nueva imagen. He tratado de encontrar una que fuera poco estridente.
Pasando a lo que importa...
Hace un par de semanas en la librería, mi amiga Sonia, me dijo que algunos de sus clientes le recomendaban recomendar “Maldito karma”, ¿Te suena?, me preguntó. Pues la verdad es que no. Como no me puse a leer de qué iba y había comprado lo que iba a buscar, no me volví a acordar del libraco, hasta que el otro día fuimos a Vigo y como siempre que tengo tiempo acabé ¡cómo no! en La Casa del Libro. Al verlo allí al final me leí la sinopsis y me la llevé, aunque confieso que suelo recelar de las novelas que en contraportada me prometan muchas risas, y ya no digamos si me aseguran carcajadas.
¡Pero...! lo cierto es que hacía mucho tiempo que no me divertía tanto con un libro. Me he reído mucho y un par de buenos momentos de carcajada también me he dado. El momento discusión hormiga-araña muy bueno.
Para el que no sepa de qué trata aquí os dejo su sinopsis:
“La presentadora de televisión Kim Lange está en el mejor momento de su carrera cuando sufre un accidente y muere aplastada por el lavabo de una estación espacial rusa. En el más allá, Kim se entera de que ha acumulado mal karma a lo largo de su vida: ha engañado a su marido, ha descuidado a su hija y ha amargado a cuantos la rodean. Pronto descubre cuál es su castigo: está en un agujero, tiene dos antenas y seis patas… ¡es una hormiga! Kim no tiene ganas de ir arrastrando migas de pastel tras haber eludido los hidratos de carbono toda su vida. Además, no puede permitir que su marido se consuele con otra. Sólo le queda una salida: acumular buen karma para ascender por la escala de la reencarnación y volver a ser humana. Pero el camino para dejar de ser plagado de contratiempos.”
Tengo que reconocer que el argumento parece sacado de un chiste y muy rocambolesco, pero no tiene desperdicio. Hace que la novela sea muy entretenida y me ha durado la tarde-noche del viernes y el sábado por la mañana. Si no lo terminé el viernes fue por la falta de sueño acumulada.
Las peripecias de Kim comienzan de verdad cuando se reencarna en una hormiga, pero gracias a Dios descubre que no es el único ser humano al que le ha ocurrido algo semejante y encontrará un compañero de aventuras nada más y nada menos que en una hormiga que en su momento fue Giacomo Casanova. ¡Pa’morirse! En su intento de acumular buen karma pasará por reencarnarse en una serie de animalillos que en ocasiones la llevarán más lejos del escenario en el que ella quiere encontrarse, todo con el fin de velar por una familia a la que no atendió lo suficiente en su vida humana.
Parece el típico cuento con moraleja. “Disfruta de lo que te ha tocado vivir sin fastidiar a los demás y sin pensar tanto en ti misma”.
Imagino que este libro puede convertirse en uno de esos que el boca a boca puede convertir en best-seller y hacer subir como la espuma en las listas de ventas, así que me alegro de haberlo pillado todavía en la segunda edición y antes de encontrar por ahí opiniones que lo pongan a caer de un burro.
Yo me he divertido muchísimo con él y os lo recomiendo. Por ponerle algún pero, el final pelín-peliculero, pero se lo perdono por lo bien que le ha sentado a una servidora su lectura. A lo mejor hasta yo he acumulado buen karma leyéndolo.
Estoy leyendo un poco y veo que en la solapa pone que es la primera novela de David Safier, pero que en Alemania ya tiene publicada la segunda, de la que Seix Barral ya tiene los derechos.
El título promete: “Jesús me quiere”.
Fragmento:
- Adopto la forma de la criatura en la que se ha reencarnado el alma de la persona. Tú te has reencarnado en hormiga. Por lo tanto, me aparezco como hormiga.
- ¿Reencarnado? – balbuceé.
- Reencarnado.
- Vale, vale, vale –dije a punto de perder la chaveta-. Supongamos que me lo creo, cosa que evidentemente no hago, porque todo esto es tan absurdo que es imposible creérselo y por eso no me lo creo, aunque...
- ¿Adónde quieres ir a parar?- me interrumpió Buda.
Intenté reconducir mi torrente de palabras.
- Si... si tú eres Buda y yo me he reencarnado..., ¿por qué en hormiga?
- Porque te lo has ganado.
- ¿Qué quieres decir? ¿Qué era una mala persona? –pregunté indignada. Nunca he podido soportar que me ofendan.
- Buda se limitó a mirarme sonriendo, sin decir nada.
- Los dictadores son malas personas –protesté-. Los políticos y, por mí, también los que planifican las programaciones en televisión, pero yo ¡no!
- Los dictadores se reencarnan en otra cosa –replicó Buda.
- ¿En qué?
- En bacterias intestinales.
Mientras me imaginaba a Hitler y a Stalin correteando por un recto, Buda me miraba profundamente en mi tercer ojo.