(Leído en Octubre 2009) Nº 75
Comentario, Crítica, Opinión
No sabría como clasificar este libro que descubrí en mis estanterías, pero que soy incapaz de recordar cuando compré. Imagino que fue en algún momento de debilidad de esos a los que soy tan propensa. En fin, que tenía ganas de leer algo ligero, y no sabía muy bien por donde tirar hasta que leí el argumento de esta novela:
"Los Spellman son una familia poco convencional. Todos sus miembros son detectives privados. Siguiendo la tradición familiar, una de las hijas, Isabel, de veintiocho años, prefiere las ventanas a las puertas para entrar en cualquier casa. Con su licencia para ejercer la investigación privada en el bolsillo, Isabel se incorpora a la nómina de la empresa familiar: Spellman & asociados. Pero ser un Spellman supone fisgonear, también, entre los Spellman: el padre no duda en instalar micrófonos ocultos alrededor de su propia casa, mientras la madre comprueba los antecedentes de los novios de su hija. La situación llega a límites insospechados. Isabel toma una decisión, si quiere llevar una vida más o menos normal, debe abandonar el negocio familiar. Pero, antes, queda un caso por resolver: una desaparición ocurrida muy cerca de su casa; un caso que se convertirá en el más importante de su vida. Spellman & asociados es una novela tremendamente divertida y con una buena dosis de suspense sobre una familia que sólo busca recuperar la paz".
La verdad es que me he divertido mucho leyendo la historia de esta familia tan disfuncional. Aquí cada cual tiene su propia misión, si no es espiando para algún cliente es espiándose entre ellos. El único medio-normal es el hijo mayor que decidió dejar la tradición familiar y hacerse abogado. También hay que añadir el personaje del tío Ray, hermano del padre de Isabel, un personaje con cierta tendencia a desaparecer.
Todo está narrado por Isabel (según ella detectiva de profesión), que en la primera parte de la novela nos va haciendo la presentación de cada uno de los componentes de esta familia suya y de ella misma. No tiene desperdicio. Es mordaz, sarcástica, tiene ese punto de humor de algunas novelas “chick lit” y también una gran lista de ex-novios, todo debidamente documentado (ya por costumbre). El interés de su madre en citarla sólo con abogados y ella que se empeña en investigar a los que elige solita para que nada la pille por sorpresa, hacen que la lista siga creciendo.
Su vida cotidiana es sin remedio una continuación de su vida laboral, además de que las oficinas de Spellman y Asociados se encuentran en la planta baja de su propio hogar, no pueden evitar vigilarse. El padre coloca micrófonos, su pequeña y rebelde hermana saca fotos a escondidas con las que poder “negociar” si la ocasión se tercia (es capaz de sacarle dinero a su propia sombra), la madre investiga los antecedentes de cualquiera que se le ponga por delante, y el tío es un ex-enfermo de cáncer que ha decidido disfrutar a tope de la vida, una vez superada su enfermedad y el abandono de su mujer.
Isabel opina que para poder llevar una vida medio normal con un hombre debe abandonar el negocio familiar. Sus padres le proponen que resuelva un último caso antes de marcharse y le ofrecen uno con doce años de antigüedad en el que pondrá a prueba su habilidad y dotes detectivescas.
Mientras lo leía me daba la sensación de que se podría hacer una buena comedia de este libro y efectivamente los derechos para el cine ya están vendidos, por otro lado también es el primero de los libros de la saga Spellman, que me ha dejado lo suficientemente satisfecha como para seguir leyendo los demás, si es que los siguen publicando, claro.