AUTOR: Shelby Van Pelt
EDITORIAL: Grijalbo
Sinopsis Editorial:
Marcellus es un pulpo increíblemente curioso y descarado. Cada día, mucha gente pasa por delante de su tanque en el acuario de Sowell Bay, aunque pocos se detienen demasiado. En cambio, Tova, la limpiadora, le ha cogido cariño y, mientras barre, le cuenta cuánto echa de menos a su hijo, desaparecido hace treinta años en el mar.
A Marcellus no se le escapa nada y es mucho más inteligente de lo que nadie podría imaginar, pero nunca se le ocurriría mover un solo tentáculo para ayudar a uno de sus captores humanos... hasta que comienza a formar una inesperada amistad con Tova. Con su perspicacia de detective, Marcellus ha deducido lo que sucedió la noche de la desaparición. Y ahora tendrá que ingeniárselas desde el otro lado del cristal para revelarle la verdad, antes de que sea demasiado tarde.
Una novela deslumbrante y conmovedora sobre una amistad capaz de vencer la peor de las soledades. Y una historia de esperanza sobre dos almas generosas, criaturas imperfectas... y , quizá por eso, increíblemente luminosas.
Confesaré directamente que me compré esta novela porque que un pulpo fuera uno de los protagonistas me resultó, como poco, curioso. Pensé que podía ser una ideal genial o fatal y después de leerlo, ya os digo que me ha encantado conocer a Marcellus, el simpático y observador pulpo gigante del Pacífico que vive sus últimos días en el acuario de Sowell Bay.
Marcellus es un tanto intrépido y fuera del horario del acuario, digamos que va por libre. En una de sus aventuras nocturnas se encuentra con Tova, la señora de la limpieza, una mujer ya mayor, que perdió a su hijo cuando este tenía solamente dieciocho años y que recientemente también se ha quedado viuda. Entre Tova y Marcellus surge una amistad que no deja de ser extraña y a la vez entrañable y no tardará en unirse a este dúo otro miembro, Cameron, un hombre que va en busca del padre que nunca conoció y que mientras planea los pasos a seguir empieza a trabajar en el acuario.
A partir de aquí nos adentraremos en una historia por momentos conmovedora que nos habla sobre la familia, la vida en las pequeñas comunidades, la pérdida, el dolor y el seguir avanzando en la vida a pesar de las circunstancias.
Es cierto que es una historia algo predecible, pero me han gustado tanto los personajes, que la he disfrutado mucho. Es imposible no encariñarse con Tova o con Marcellus, al que me hubiera gustado que la autora hubiera dotado de más protagonismo, porque además de añadir un ligero tono de humor a la narración es un gran observador que decide actuar para que los humanos (a veces más despistados que un pulpo 😁) se den cuenta de lo que tienen delante y no saben o no pueden ver. Quizás con el que menos he conectado es con Cameron, que por momentos me parecía un adolescente cabreado con la vida, más que un adulto intentando resolver sus problemas.
También me ha encantado un personaje secundario, más cotilla que una portera, un escocés llamado Ethan, que bebe los vientos por Tova, pero no se acaba de atrever a confesar sus sentimientos. Me ha parecido un personaje muy interesante y divertido.
La ambientación también me ha gustado, no es que la autora se prodigue en descripciones, pero no es difícil hacerse una idea de cómo es Sowell Bay y la comunidad de vecinos que allí conviven y donde todos parecen estar al corriente de la vida de los demás.
En general es una lectura con un buen ritmo, bien escrita, una novela fresca, amable, entrañable que te hace sentir bien (¿podría calificarse de novela “feel good”?), aunque también te hace reflexionar sobre la vida de los animales en cautividad, quizás ese sea el punto menos agradable, pero aún así, ha sido un libro que me atrapó desde el primer capítulo, la verdad.