AUTOR: John Verdon
EDITORIAL: Roca Editorial
Sinopsis Editorial:
Han pasado cuatro meses desde que David Gurney resolvió el caso del Buen Pastor y las consecuencias han sido terribles: se perdieron vidas y hubo carreras profesionales afectadas. Uno de los que más ha sufrido ha sido Jack Hardwick, que violó la normativa por ayudar a Gurney.
Los superiores de Hardwick pensaron que despidiéndole arreglaban todos sus problemas. En realidad, se buscaron un enemigo acérrimo. Ahora, Hardwick se propone demostrar la ineptitud de sus antiguos empleadores presentando pruebas que sirvan para revisar algunas condenas muy sonadas.
Empieza con el caso Spalter, un rico empresario y promotor asesinado en el funeral de su madre. Su infiel esposa Kay fue condenada a cadena perpetua pero Hardwick está seguro de que a la mujer le hizo la cama un detective corrupto y quiere que Gurney le ayude a probarlo.
Muy pronto Gurney se encuentra enfrentándose a un fiscal sin escrúpulos, un detective completamente corrupto, un jefe mafioso extrañamente amable y un famoso criminal.
Cuarto libro de la serie “Gurney”, segundo que cae este mes y el más flojillo hasta el momento.
Sinceramente el libro me ha gustado, pero creo que le sobran páginas y reflexiones de Gurney que lo hacen algo repetitivo. No he notado una evolución entre el libro anterior y este, aunque es cierto que apenas pasa mucho tiempo entre el caso del tercer libro y este, da la sensación de que se está estancando un poco.
Es cierto que su forma de pensar, de analizar los casos, de darle a vuelta a cada detalle y ser capaz de encontrar el más mínimo fallo en los procedimientos policiales es brillante, pero aunque cada caso suele ser complejo y muy interesante, esto empieza a ser un poco “más de lo mismo” en cada novela. No es un libro que te llegue a aburrir, pero sí se hace un poco pausado y tarda en arrancar, la verdad.
Por aquí vuelve a aparecer Kyle, el hijo de Dave, poniendo al servicio de su padre sus conocimientos informáticos y de nuevo vuelve a mencionarse a Dani, el hijo que Dave y Madeleine perdieron cuando tenía cuatro años, atropellado por un conductor borracho que se dio a la fuga. Cuando esa desgracia ocurrió estaba a cargo de Dave, y la culpa es algo que subyace en él en todo momento, especialmente cuando acepta participar en nuevos casos (por cierto Gurney debe ser el detective de homicidios retirado del Departamento de policía de Nueva York más trabajador que existe) y Madeleine piensa que aceptar esos casos, cuando se supone que ya se ha retirado y ponerse en peligro es algo que hace para expiar esa culpa.
Sí que me ha parecido un gran personaje el tal “Peter Pan”, un asesino muy peculiar y sin escrúpulos que acepta “trabajos” cuanto más complicados mejor.
El final, pues bueno… ni fu ni fa. Lo más interesante saber quién contrató a Peter Pan, aunque la forma de cazarlo… En fin, que el libro anterior me dejó con ganas de seguir y este con unas pocas menos, pero como tengo en casa los tres siguientes, mi intención es continuar esperando encontrar nuevos casos y quizás un algo extra que le dé más vidilla a esta serie.
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