Los besos no se gastan (Raquel Martos)

TITULO: Los besos no se gastan
AUTOR: Raquel Martos
EDITORIAL: Espasa

Sinopsis Editorial: 

Esta historia, que no es de princesas, comienza en aquella España setentera con dos cadenas de televisión, casi siempre en blanco y negro. Esa época en la que para vivir una aventura sólo había que bajar a la calle con el bocadillo.

En aquel tiempo tan lejano y no siempre tan feliz, Lucía, con el pelo a trasquilones, y Eva, a la que le encanta comerse crudas las judías verdes, tienen siete años y están forjando una amistad inquebrantable.

Más de treinta años después, Lucía es una implacable directora de recursos humanos que no sabe enamorarse. Eva, al borde de los cuarenta, es una actriz retirada que está hechizada por su hija Lola y atrapada en un matrimonio roto. Lucía no puede imaginar que Eva le va a pedir el favor más importante de su vida.

De nuevo vuelvo a traeros por aquí una novela de Raquel Martos. En esta ocasión se trata de “Los besos no se gastan”. Con esta autora he empezado justo al revés, desde lo último que ha publicado hasta este primer libro que, por otro lado, tantas lectoras me habéis recomendado cuando os hablé de “No pasa nada y si pasa, se le saluda”.

Me ha gustado mucho y estoy deseando que vuelva a publicar otra novela pronto. Después de leer los tres libros, tres historias por otro lado, diferentes, me queda claro que es una autora con la que conecto desde la primera línea. Me encanta su forma de narrar, añadiendo siempre un toque de humor por muy emotiva que pueda ser la historia que me esté contando y cuando la leo, siento que también la oigo.

Sus historias son frescas, de fácil lectura, muy actuales, con personajes fácilmente reconocibles en mucha gente que nos rodea, o directamente en nosotros mismos, y esta historia en particular, me ha parecido preciosa.

“Los besos no se gastan” está protagonizado por Lucía y Eva amigas desde niñas aunque al comienzo de la novela hace ya muchos años que no se ven, pero un encuentro casual vuelve a poner en marchar una íntima amistad que nunca desapareció. La autora alterna el presente de ambas desde que se vuelven a encontrar, con el pasado justo desde el momento en el que se conocen y se hacen inseparables, hasta que la historia acaba coincidiendo en el presente.

La parte de su infancia es muy entrañable, vemos lo diferentes que son y sin embargo lo bien que encajan una con la otra, las conoceremos siendo niñas, adolescentes y mujeres hechas y derechas que deberán tomar decisiones muy importantes.

Es una bonita y emotiva historia (sobre todo hacia el final) que me ha hecho disfrutar, reír y sí, también llorar y aunque al llegar al capítulo catorce ya me imaginaba qué favor le iba a pedir Eva a Lucía, eso para mí no ha restado interés por la historia en ningún momento. Lo dicho he disfrutado un montón.
El dolor activa los mecanismos que tenemos dormidos cuando todo va bien. Sacamos fuerzas de donde creíamos que no había y aprendemos a vivir sin lo que vamos perdiendo. Pero también es cierto que una parte de la luz que teníamos se va apagando. No son las arrugas las que dicen lo que hemos vivido, es nuestra mirada, en ella está dibujado cada minuto del dolor y, sobre todo, de resignación.

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