La institutriz (Gabriela Margall)

TÍTULO: El secreto del faro
AUTOR: Gabriela Margall
EDITORIAL: Ediciones B

Sinopsis Editorial: 

Elizabeth Shaw es una joven huérfana que lleva quince años huyendo de su pasado y trabajando como institutriz de niños y jovencitas de la alta sociedad de Buenos Aires. Cuando por fin decide volver a su pequeño pueblo natal del sur de Inglaterra, un último encargo la retiene en la capital argentina: una familia a la que está fuertemente unida requiere sus servicios.

A pesar de que supone un retraso en sus planes, agradecida por la ayuda que la familia le brindó durante años, Elizabeth decide aceptar el trabajo. Sin embargo, pronto se dará cuenta de que no se trata de una tarea cualquiera. Tendrá que trabajar en la casa de Tomás Hunter, un antiguo amor con un oscuro pasado, y deberá hacerse cargo de dos niños que le cambiarán la vida para siempre. Mientras entre Tomás y Elizabeth resurge la atracción, los secretos saldrán a luz y la joven tendrá que enfrentarse a su origen y preguntarse a qué lugar pertenece realmente su corazón.

Os cuento un poquito mi opinión sobre esta novela, que recientemente ha llegado a las librerías de la mano de Ediciones B. A mí me atrajo bastante la sinopsis y me animé a pedir un ejemplar a la editorial que muy amablemente me enviaron.

La verdad es que la figura de "las institutrices" siempre me ha llamado la atención, tanto en la literatura como en el cine y aunque ese toque romántico que me parecía adivinar en la sinopsis se sale un poco de lo que yo suelo leer, me apetecía darle una oportunidad, así que el mismo día que me llegó me puse manos a la obra. Confieso que la novela me enganchó enseguida y cuando paré de leer, había avanzado más de cien páginas. 

Esta historia comienza cuando Elizabeth Shaw, llega al hogar de Tomás Hunter para ser la institutriz de Adela, su hija de catorce años. Casualmente Tomás es un antiguo amor de Elizabeth con el que no tiene trato hace más de diecisiete años. Estamos en Buenos Aires a principios del siglo XX.

Elizabeth se marchó de Inglaterra, como tantas otras jóvenes, en 1895 para encargarse de la educación de niños y niñas de familias de clase alta en Buenos Aires, pero después de casi dos décadas de trabajo y justo cuando ha decidido volver a su hogar en Fowey con su amiga Mary, también institutriz en Argentina, la tía de Tomás, Luisa Perkins, con quien Elizabeth se siente enormemente en deuda por acogerla y educarla tras la muerte de sus padres adoptivos, le pide (casi le suplica) que por favor acepte ser la institutriz de Adela, aún cuando eso signifique volver a encontrarse cara a cara con Tomás.

Elizabeth es incapaz de decir que no, a pesar de estar deseando volver a Inglaterra, y solamente se compromete a trabajar durante un año, sin embargo desde el momento en el que pone el pie en casa de los Hunter sabe que allí las cosas no son como en el resto de las casas en las que ha trabajado, donde los asuntos relacionados con el hogar y los niños siempre los ha tratado directamente con las damas y en este caso, todo deberá hacerlo a través de Tomás, quien no abandona la casa prácticamente en ningún momento y siempre parece estar vigilando tanto a su hija Adela como a su encantador sobrino Enrique.

Es cierto que las cosas en la casa del los Hunter son diferentes, pero es que lo que ocurre allí dentro, es realmente extraño y de verdad muy turbio. Cuando Elizabeth lo descubre empieza a entender por qué le han pedido que se quede allí, aunque las cosas no tardarán en tomar otro rumbo.

Gabriela Margall
Fotografía de www.clarin.com
Y yo creo que hasta aquí se puede contar en cuanto al argumento. Como comenté al principio, la novela me atrapó enseguida. Me gustó mucho la manera en que la autora  nos presentar a Elizabeth y a Tomás, pero sobre todo a ella, tan correcta, tan distante, taaaan británica, pero claro, tan perfecta en su papel. También durante los primeros capítulos y gracias a los encuentros entre Elizabeth y su amiga Mary, he encontrado momentos que me han parecido divertidos (Mary es mucho más simpática que Elizabeth, la verdad).

He disfrutado mucho de la ambientación de la novela que transcurre a finales de mil ochocientos y realmente logra transportarnos a la época, tanto por los escenarios en los que se mueven los personajes (Buenos Aires, Inglaterra, Francia...), como por su forma de comportarse.

Sin embargo confieso que no he sentido demasiada empatía por Elizabeth. Me ha dado la sensación de que muchas veces ella misma frena la posibilidad de ser feliz, como si fuera incapaz de soltar lastre dejando atrás algunas cosas y en muchos momentos me ha parecido muy fría, distante y demasiado estirada por más que me recordaba a mí misma la época en la que transcurre la novela y sobre todo el papel que ella debía realizar. Tampoco me ha caído muy simpática la señora Luisa Perkins, cabezona como ella sola ¡madre mía! Tomás sin embargo me ha parecido más cercano, aunque un poquito más de información sobre él no hubiera estado de más, incluso los niños se hacen querer más que ella, sobre todo el pequeño Enrique.

La narración se me ha hecho muy ágil, ya que es una novela llena de diálogos que en muchas ocasiones me parecía escuchar gracias al uso en muchas ocasiones de ese "voseo" argentino cuando hablan los personajes.
Pensá en Enrique. Vos lo tomaste bajo tu guía y a tu modo lo criás como se crían los hombres Hunter.
"La institutriz" es una novela con un componente histórico, por la época en la que transcurre, con un toque de romanticismo, que no se hace en absoluto empalagoso y aderezada con esa porción de intriga y misterio sobre todo por saber lo que ocurre en la casa de los Hunter, por intentar entenderlo, comprender por qué es bueno que Elizabeth esté allí, al lado de esos niños, y también por ir descubriendo más cosas del pasado de los personajes. Es la historia de una mujer en busca de su identidad, de sus raíces, que sueña con encontrar un lugar definitivo en el mundo al que llamar "su hogar".

Me ha gustado, aunque tal y como empezó creí que aún me gustaría más. Siento que se me ha quedado algo corta y que me ha faltado más información sobre los personajes o más detalles de su pasado,

¿Es posible que pueda salir de aquí una segunda parte? A mí desde luego no me extrañaría porque la novela termina en un punto francamente interesante, así que... ¡quién sabe!

Miss Duncan diría que una institutriz es el modelo de la familia. Debe ser madre, padre, niño, abuelos. Ser nadie cuando es necesario y ser faro en la tormenta. Todos deben mirarla y saber cuál es la respuesta.

1 comentario:

  1. Me llama la ambientación pero esos peritos que señalas... Creo que no me animo.
    Besotes!!!

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