AUTOR: Grace Metalious
EDITORIAL: Blackie Books
Sinopsis Editorial:
Pueblo pequeño, infierno grande. Grace Metalious no sólo desgració la vida de sus vecinos con la publicación, en 1956, de Peyton Place, fenómeno editorial que borró la distinción entre alta y baja cultura cuando confundir ambas cosas aún no estaba de moda.
En opinión de muchos, sin esta novela no habrían existido Melrose Place y Twin Peaks. Algunos paladines de la utilidad incluso estiman que Peyton Place dio empuje al movimiento feminista estadounidense y ocasión de revisar la hipocresía moral de la época. Pero gracias a este incordio de libro, Metalious también se ganó la muerte social y, según el parecer de sus biógrafos, la cirrosis que acabaría con ella a los treinta y nueve años. La autora había buscado la fama, y la parábola acaba con sus últimas palabras: «Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo». Los lectores no parecían dispuestos a leer en una novela aquello que ponían en práctica, permitían o sufrían en su vida cotidiana, desde el natural despertar de la sexualidad hasta el odio racial y de clase, el incesto, el aborto o la corrupción del poder religioso.
Claro que esos mismos lectores habían estado esperando Peyton Place sin saberlo. La leyeron millones, algunos incluso a escondidas, mientras muchos países la prohibían y algún bibliotecario colgaba un cartel en el que se leía: «No tenemos ningún ejemplar de Peyton Place. Si queréis este libro id a Salem». La vida, con perdón, rivaliza aquí con la literatura.
El lector honrado, en cualquier caso, deberá admitir que, una vez abierto este libro, no hay manera de cerrarlo. Tal vez porque hay en él menos ficción que realidad. Indecente, quizás. Y fascinante, pues estas cosas suelen ir de la mano. Metalious lo sabía y, aunque un poco tarde, la historia se ha ocupado de colocarla más allá de la provocación, en el lugar que merece como narradora.
Hacía ya mucho tiempo que había oído fabulosas recomendaciones sobre “Peyton Place”, una novela escrita en 1956 y que Blackie Books publicó en 2010 en esta bonita edición, así que cuando tuve la ocasión de comprarla de segunda mano no lo dudé y sinceramente ¡qué acierto!
Me ha parecido una novela fabulosa y en tres tardes la he devorado. Desde el mismo instante que empiezas a conocer a los habitantes de este pequeño pueblo en Nueva Inglaterra te conviertes en un vecino más, eso sí, solo como observador, porque para chismorrear ya están todos los habitantes del pueblo y es que aquí todo el mundo tiene algo que opinar sobre los demás, pero lo de ver su propio ombligo queda descartado y aunque detrás de algunas de la historias de este vecindario hay auténticos dramas, el tono de la novela en absoluto es dramático.
Imagino que en el momento de su publicación debió causar auténtico revuelo, porque la autora a través de sus maravillosos personajes toca todo tipo de temas que para la época debieron ser la bomba, no porque fueran una sorpresa, sino porque se guardaban a buen recaudo: malos tratos, hijos ilegítimos, abusos, alcoholismo, despotismo, corrupción, racismo…, eso sí en apariencia todo es … correcto, pero como siempre ocurre, al final los secretos acaban saliendo a la luz igual que los verdaderos rostros de sus protagonistas.
Me lo he pasado genial con este libro. Me ha encantado cómo está escrito y si tuviera que elegir un personaje de entre todos ellos, además de los principales (Constance MacKenzie, su hija Allison y su amiga Selena Cross) me quedaría sin duda con el nuevo director de las escuelas Tomas Makris, que no se despeina cada vez que tiene que decir las cosas como son a cualquiera que se le ponga por delante, algo a lo que la mayoría no está acostumbrada.
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