La chica salvaje (Delia Owens)

TITULO: La chica salvaje
AUTOR: Delia Owens

Sinopsis Editorial: 

Una novela exquisita, una oda a la naturaleza y a lo salvaje.

Durante años, los rumores de la existencia de la Chica Salvaje han perturbado la vida de la pequeña localidad de Barkley Cove, un tranquilo pueblo de pescadores en Carolina del Norte. Abandonada a los seis años, Kya es una joven sensible, inteligente y de una belleza insólita que ha sobrevivido en soledad en las marismas, con la naturaleza como única amiga. Es una superviviente nata. Su solitaria vida se complica cuando un hombre aparece asesinado en el pantano y la acusan del crimen. Entonces, todos sus misterios saldrán a la luz.

Una magistral novela que nos habla de los secretos del ser humano, las pulsiones que nos mueven y la verdadera naturaleza del amor y del odio.

Sin duda "La chica salvaje" ha sido mi mejor lectura de noviembre y también la veréis en el resumen anual de mejores libros que han pasado por mis manos a lo largo de este 2020, que no han sido pocos (¿será lo único que le puedo agradecer a la pandemia esta de las narices?).

Hacía ya mucho tiempo que había leído muy buenas opiniones de este libro, pero no me animé a comprarlo hasta que Diana, una antigua profesora de inglés que venía a darnos clase cuando yo trabaja en un Astillero en Marín y con la que retomé el contacto por Facebook hace unos años, me comentó que lo había leído y que le había gustado mucho (un libro para recordar, me dijo). La verdad es que no puedo estar más agradecida, ojalá todas las recomendaciones que leemos o nos hacen personalmente me gustaran de esta forma.

"La chica salvaje" está protagonizada por Kya Clark, a quien conocemos con apenas seis años. Vive en una familia completamente rota y un día ve como su madre se marcha con una maleta en la mano. La niña está convencida de que volverá porque no puede haberla dejado a ella y a sus cuatro hermanos viviendo con un padre que la mayoría de los días está borracho y que además tiene la mano muy suelta, pero lo cierto es que eso no ocurre, es más, los siguientes en abandonar la cochambrosa cabaña de las marismas donde viven, son sus tres hermanos mayores (un chico y dos chicas) y por último Jodie, el hermano más próximo a su edad (aunque le lleva siete años) y con el que está especialmente unida. De repente Kya se encuentra sola con su padre (cuando este aparece) y con toda la razón del mundo la pobre no sabe cómo manejar la situación, pero lo que tiene claro es que si ella no espabila nadie lo hará. Cuando no le queda más remedio se acerca hasta el pueblo midiendo cada moneda que lleva para comprar lo que pueda e inventándose todo tipo de excusas para justificar la ausencia de su madre. En el pueblo todo el mundo la mira de forma extraña y por supuesto la intimidan y juzgan sin conocer a fondo sus circunstancias. Poco a poco todos la irán conociendo como "La chica salvaje". Finalmente un día su padre también desaparece y Kya sabe que ahora su supervivencia depende única y exclusivamente de lo que ella haga.

Kya aprenderá a sobrevivir y a esquivar la presencia de quienes puedan alejarla de su cabaña y mientras crece y los años pasan, la naturaleza se convertirá en su propia familia. Por supuesto, la belleza en la que se convierte, llamará la atención de dos chicos muy distintos y cuando uno de ellos aparece muerto, muchos no dudan en señalarla a ella como la culpable. Y hasta aquí se puede contar.

Delia Owens. Fotografía extraída de AQUÍ 
La novela irá alternado dos tiempos a lo largo de prácticamente toda la narración. Los capítulos de 1969, que es cuando aparece el cadáver de Chase Andrews, se irán alternando con la historia de Kya desde su niñez hasta llegar al momento que en ambas historias coincidan.

La novela nos cuenta la historia de Kya y de quienes con ella se van relacionando, pero también nos muestra la cara de una sociedad pasiva que se limita a juzgar pero no a ayudar. Curiosamente quienes más ayudan a Kya no son los que más tienen (Jumpin' y Mabel son excepcionales). Parece difícil de creer que la solitaria vida que lleva Kya pueda convertirse en una historia que atrapa tanto, pero así es y es que gracias a su historia la autora trata temas como los abusos y los malos tratos, los prejuicios, el amor por la naturaleza, el descubrimiento de los libros y el ansia por aprender cada día más, el primer amor, la traición, en fin... 

A mí me ha encantado cómo está escrita, es una belleza de novela y una belleza de protagonista con la que se empatiza desde el minuto uno al haberla conocido como una niña en una situación tan complicada. Me ha emocionado ver cómo desea confiar en los demás, encajar en sus vidas y que la quieran, pero si su propia familia la ha dejado sola, ¿qué puede esperar de los demás? 

Además "La Chica salvaje" tiene también ese punto de intriga relacionado con la muerte de Chase que se mantiene hasta el final y que anima a continuar leyendo y de verdad que te sientes un poco huérfano al terminarla. Por ponerle un pero diría que es muy difícil creer que una niña de seis años se quede sola y logre todo lo que logra Kya, pero también entiendo que eran los años 50 y las marismas de Carolina del Norte, donde vivía con su familia un lugar quizás demasiado aislado. El paseo que Kya nos ofrecerá a través de sus marismas nos acabarán convenciendo de que no pudo quedarse en un lugar mejor.

No puedo dejar de recomendar esta novela, un canto a la naturaleza, a la supervivencia, a la belleza de la soledad y a la bondad de algunas personas y una crítica a la actitud de muchas otras. Una historia inolvidable de las que se quedan dentro mucho tiempo y me ha encantado saber que es la primera novela de esta autora de 70 años, lo que demuestra que nunca es tarde para publicar cuando se tiene una buena historia que contar.

Así comienza "La chica salvaje"

"1969. Una marisma no es un pantano. Una marisma es un espacio luminoso donde la hierba crece en el agua y el agua fluye hasta el cielo. Donde deambulan lentos arroyos que llevan al astro sol hasta el mar y donde aves de largas patas se elevan con gracia inesperada —como si no estuvieran hechas para volar— contra el graznido de un millar de níveos gansos.

Entonces, en la marisma, aquí y allá, el pantano se desliza hasta profundos lodazales, oculto en pegajosos bosques. El agua de pantano es estanca y oscura al tragar la luz en su cenagosa garganta. En esos cubiles, hasta las lombrices nocturnas son diurnas. Se oyen ruidos, claro, pero, comparado con la marisma, el pantano es silencioso, pues su descomposición es celular. Allí la vida se descompone y apesta y vuelve al mantillo podrido; un regodeo turbador de muerte que engendra vida.

La mañana del 30 de octubre de 1969, el cuerpo de Chase Andrews yacía en el pantano, que lo habría absorbido de forma silenciosa, rutinaria. Que lo habría ocultado para siempre. Un pantano lo sabe todo de la muerte, y no por ello la considera una tragedia, y menos un pecado. Esa mañana, dos muchachos del pueblo fueron en bicicleta a la vieja torre de bomberos y vieron su cazadora vaquera en el tercer tramo de la escalera".

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