La aparición de un cadáver decapitado, artísticamente troceado y diseminado con enigmáticos designios por diversos rincones de París, sacude de un modo eléctrico al comisario Franck Sharko. Saber que no se trata del cuerpo de su esposa, que lleva ya seis meses desaparecida sin que nadie haya pedido rescata y sin que se tenga la menor pista, es sólo un consuelo menor. Al contrario, este descubrimiento dará pie a una estremecedora y alucinante investigación que pone en contacto a Sharko con los ambientes, redes virtuales y personajes más sórdidos que puedan imaginarse y, sobre todo, con una mente fría, manipuladora y perversa hasta límites insospechados.
En mi afán por ir leyendo libros que llevan siglos en mis estanterías, esta vez le ha tocado el turno al primer caso del comisario Franck Sharko, protagonista de una serie de novelas negras (negrísimas, si el resto son como esta) que he ido comprando durante años y que todavía no había comenzado.
Mucha gente me ha comentado que lo bueno de esta serie comienza a partir del volumen tres "El síndrome E", donde Sharko comparte protagonismo con Luice Henebelle (un personaje que yo todavía no conozco), no solo parece que las tramas son mejores sino que la calidad literaria del autor también, pero como me gusta leer las series, siempre que sea posible, en orden, todavía me falta una novela para llegar a ese "Síndrome" y casi lo prefiero así, porque sé que si hubiera empezado con novelas más avanzadas de la serie luego me daría mucha pereza volver atrás, así que hoy os cuento qué me ha parecido "El ángel rojo".
Durante mi vida, he leído un montón de novelas negras, thrillers o novelas policíacas con protagonistas malvados realmente detestables, con métodos para asesinar que ponían lo pelos de punta, pero no miento si digo que el "asesino" de esta novela es seguramente de los que se llevan la palma. Algo un pelín retorcido debe haber dentro de mí, para que disfrute tanto con las novelas negras, pero de verdad, que hacía muchísimo tiempo que no sentía tanto asco y desagrado leyendo y aún así, la novela me ha gustado, aunque también os digo que me ha parecido bastante previsible.
La historia comienza con la aparición de un cadáver que revuelve las tripas más acostumbradas a semejantes escenarios. Franck Sharko, cuya esposa ha desaparecido hace seis meses y de la que no se ha vuelto a saber nada, acude al escenario del crimen con el temor de encontrar siempre el cuerpo de su esposa, pero no, en esta ocasión, no es el cuerpo de Suzanne... y menos mal porque imaginar a su mujer en un escenario similar le pone los pelos de punta.
Y es que "El ángel negro" es una novela cruel, violenta ... brutal. Si algo destaca en este libro son las descripciones, tanto de la forma en que son asesinadas las víctimas que van apareciendo, como de los espacios donde antes son torturadas y finalmente encontradas. Resultan terriblemente duras y grotescas. El autor no nos perdona ni el más mínimo detalle y consigue que uno pueda sentir el olor de la muerte a través del papel y de la sangre de los cadáveres de animales con las que el asesino ha practicado previamente. Es la descripción de la degeneración absoluta de un ser humano y desde luego no es una lectura apta para estómagos "literariamente delicados". Yo aviso.
Está claro que el comisario Sharko es un gran profesional, aunque para ser la primera novela en la que aparece, me hubiera gustado saber algunas cosas más sobre él, creo que en esta novela tiene mucho más peso "el ángel rojo" que él, pero lo que sí está claro es que a pesar de no estar pasando por un buen momento personal, él adora su trabajo...
... pero aún adorando su trabajo, sabiendo que uno ha nacido para hacer justo lo que hace, no sé cómo puede mantener la cordura a medida que va averiguando cosas y se va acercando al asesino que parece tener una fijación especial con él, un asesino que además es sumamente inteligente.
No sé si puedo recomendar este libro, la verdad. A mí me ha gustado, pero a la vez me ha desagradado mucho, aún así conocer a Sharko ha sido muy interesante y sé que continuaré con la serie. Me gusta mucho el género negro y creo que en ese sentido ha sido un buen libro, con un ritmo que no decae en ningún momento, más bien todo lo contrario. Con muchos diálogos que agilizan la trama y con un final que podría perfectamente no dar lugar a más libros, pero que a estas alturas ya sabemos que no es así.
Mucha gente me ha comentado que lo bueno de esta serie comienza a partir del volumen tres "El síndrome E", donde Sharko comparte protagonismo con Luice Henebelle (un personaje que yo todavía no conozco), no solo parece que las tramas son mejores sino que la calidad literaria del autor también, pero como me gusta leer las series, siempre que sea posible, en orden, todavía me falta una novela para llegar a ese "Síndrome" y casi lo prefiero así, porque sé que si hubiera empezado con novelas más avanzadas de la serie luego me daría mucha pereza volver atrás, así que hoy os cuento qué me ha parecido "El ángel rojo".
Durante mi vida, he leído un montón de novelas negras, thrillers o novelas policíacas con protagonistas malvados realmente detestables, con métodos para asesinar que ponían lo pelos de punta, pero no miento si digo que el "asesino" de esta novela es seguramente de los que se llevan la palma. Algo un pelín retorcido debe haber dentro de mí, para que disfrute tanto con las novelas negras, pero de verdad, que hacía muchísimo tiempo que no sentía tanto asco y desagrado leyendo y aún así, la novela me ha gustado, aunque también os digo que me ha parecido bastante previsible.
La historia comienza con la aparición de un cadáver que revuelve las tripas más acostumbradas a semejantes escenarios. Franck Sharko, cuya esposa ha desaparecido hace seis meses y de la que no se ha vuelto a saber nada, acude al escenario del crimen con el temor de encontrar siempre el cuerpo de su esposa, pero no, en esta ocasión, no es el cuerpo de Suzanne... y menos mal porque imaginar a su mujer en un escenario similar le pone los pelos de punta.
Y es que "El ángel negro" es una novela cruel, violenta ... brutal. Si algo destaca en este libro son las descripciones, tanto de la forma en que son asesinadas las víctimas que van apareciendo, como de los espacios donde antes son torturadas y finalmente encontradas. Resultan terriblemente duras y grotescas. El autor no nos perdona ni el más mínimo detalle y consigue que uno pueda sentir el olor de la muerte a través del papel y de la sangre de los cadáveres de animales con las que el asesino ha practicado previamente. Es la descripción de la degeneración absoluta de un ser humano y desde luego no es una lectura apta para estómagos "literariamente delicados". Yo aviso.
Está claro que el comisario Sharko es un gran profesional, aunque para ser la primera novela en la que aparece, me hubiera gustado saber algunas cosas más sobre él, creo que en esta novela tiene mucho más peso "el ángel rojo" que él, pero lo que sí está claro es que a pesar de no estar pasando por un buen momento personal, él adora su trabajo...
Me avergonzó pensar que, al otro lado de la frontera del Bien, en la sombra roja de una bestia con cascos y cuernos, quizá se escondía el tipo de asesino que uno espera durante toda la carrera de Criminalística. Afirmar que mi profesión no me gustaba sería la peor de las mentiras. Me gustaba tanto, e incluso más, que mi mujer. Esa cotidianidad tapizada de niebla de sangre, de rayos de metal que recortan tendones y nervios, que rascan la carne hasta el hueso, esas almas sombrías y misteriosas que se arremolinan en habitaciones ensangrentadas constituían la esencia profunda de mi vida. Incluso cuando estaba en compañía de Suzanne, entre mis aficiones se contaban las lecturas sobre asesinos en serie, las visitas a museos de criminología y las películas de suspense, esas en que el asesino destaca por su maquiavelismo.
Franck Thilliez |
No sé si puedo recomendar este libro, la verdad. A mí me ha gustado, pero a la vez me ha desagradado mucho, aún así conocer a Sharko ha sido muy interesante y sé que continuaré con la serie. Me gusta mucho el género negro y creo que en ese sentido ha sido un buen libro, con un ritmo que no decae en ningún momento, más bien todo lo contrario. Con muchos diálogos que agilizan la trama y con un final que podría perfectamente no dar lugar a más libros, pero que a estas alturas ya sabemos que no es así.
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