SINOPSIS:
Nadie le dijo a Eleanor que la vida podía ser mejor.
Eleanor Oliphant siempre dice lo que piensa. Lucha por dejar de ser alguien con pocas habilidades sociales. Se ha preparado un calendario vital cuidadoso y estricto para evitar interacciones sociales: los fines de semana los pasa sola comiendo pizza congelada y bebiendo vodka y todos los miércoles habla con su madre. Pero todo cambia cuando Eleanor conoce a Raymond, el informático de la oficina. Juntos abandonarán la soledad en la que han estado viviendo.
Una novela cálida y elegante. La historia de una heroína fuera de lo común, cuya inexplicable rareza e ingenio descarado la llevará a darse cuenta de que la única manera de sobrevivir en el mundo real es abriendo su corazón a la amistad.
Ficha del libro: AQUÍ
Me ha encantado esta novela. Me gustado la forma en que está escrita, me ha gustado la historia en sí misma, pero sobre todo me ha gustado su protagonista. Es de esos personajes que se quedan con uno una buena temporada.
Al principio puede parecer un personaje algo extraño (en realidad lo es) e incluso llegas a pensar (por su forma de actuar en el momento en que cree haber encontrado al hombre de su vida) que no está muy bien de la cabeza, pero en cuanto te metes en la historia y empiezas a asistir a esas conversaciones telefónicas que mantiene con su madre cada miércoles, enseguida sabes que algo no va bien y te gustaría estar con ella para darle un achuchón cada vez que cuelga el teléfono.
Por otro lado, la personalidad de Eleanor provoca muchas veces situaciones cómicas. Ella no pilla el sarcasmo de muchos comentarios, entiende las cosas de forma totalmente literal y además es absolutamente sincera cada vez que abre la boca, lo que me ha hecho reír más de una vez y además pensar, que por qué no somos todos así de claritos muchas veces.
-¿Te invito a una copa?- gritó el hombre por encima de la siguiente canción.
[…]
-No, gracias, no quiero aceptar una copa porque me vería obligada a invitarte a otra a cambio, y me temo que no estoy interesada en pasar contigo el tiempo que tardo en tomarme dos copas.
Eleanor es muy inteligente y trabajadora pero no tiene ni un solo amigo. Ella se levanta cada día, va a trabajar, vuelve, cena, ve la tele y se va a la cama y así día tras día, salvo los fines de semana en que no sale de casa y su única compañía son un par de botellas de vodka, pero a veces las cosas cambian del modo más inesperado y Eleanor, aunque cree haber encontrado al amor de su vida en la persona de un cantante que no vive muy lejos de su casa, de repente encuentra un amigo en Raydmon, un compañero de trabajo que irá haciendo que se abra al mundo que existe más allá de la puerta de su oficina o la de su casa y poco a poco empieza a interactuar con el mundo, aunque al principio le cuesta un poquito y se siente muy extraña.
Es muy bonito leer cómo Raydmon la trata con tanto cariño, cómo la anima y la cuida y cómo poco a poco ella va desvelándole cosas de su vida, algunas muy tristes y muy duras.
Aunque hay cosas “extrañas” en la narración, por ejemplo las charlas con los Servicios sociales que Eleanor debe mantener dos veces al año y que resultan excesivamente simplonas o que no esté muy puesta en tecnología, teniendo en cuenta que trabaja en una oficina y es la mejor empleada de la empresa, por poner un par de ejemplos, Eleanor Oliphant me ha parecido un personaje entrañable y su historia mi primera lectura 5 estrellas de este año.
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