AUTOR: Fernando AramburuToni, un profesor de instituto enfadado con el mundo, decide poner fin a su vida. Meticuloso y sereno, tiene elegida la fecha: dentro de un año. Hasta entonces cada noche redactará, en el piso que comparte con su perra Pepa y una biblioteca de la que se va desprendiendo, una crónica personal, dura y descreída, pero no menos tierna y humorística. Con ella espera descubrir las razones de su radical decisión, desvelar hasta la última partícula de su intimidad, contar su pasado y los muchos asuntos cotidianos de una España políticamente convulsa.
Aparecerán, diseccionados con implacable bisturí, sus padres, un hermano al que no soporta, su exmujer Amalia, de la que no logra desconectarse, y su problemático hijo Nikita; pero también su cáustico amigo Patachula. Y una inesperada Águeda.
Y en la sucesión de episodios amorosos y familiares de esta adictiva constelación humana, Toni, hombre desorientado empeñado en hacer recuento de sus ruinas, insufla, paradójicamente, una inolvidable lección de vida.
Por aquí no lo sabéis, pero al poco de empezar a leer "Los vencejos" subí unos stories a Instagram hablando de mis primeras impresiones y de la posibilidad de abandonar la lectura, pero aquí estoy, escribiendo un reseña (no muy favorable, la verdad) porque finalmente decidí terminarlo, eso sí, me pasé a la opción del audiolibro (ya que fue una de las últimas novedades que incorporó Audible) y sinceramente, la historia se me hizo infinitamente más llevadera... ¡menos mal!
Empezaré diciendo que no buscaba otro "Patria", ¿vale? Yo ya había leído a Aramburu antes de "Patria" con "Los peces de la amargura" y después con "Años lentos", así que si decidí comprar este libro fue porque me gusta como escritor y por supuesto porque la sinopsis de la novela me pareció muy diferente a lo que había leído antes del autor y también bastante interesante y a pesar de no haber disfrutado de esta lectura, sigo diciendo que Aramburu escribe muy bien y que yo personalmente recomiendo leer su obra, o al menos algunas de sus obras.
"Los vencejos" está protagonizado y narrado en primera persona por Toni, un profesor de filosofía cincuentón (nada de cincuentañero en este caso) que está decidido a suicidarse dentro de justo un año, por lo que el libro se divide en doce partes (los doce meses que faltan para su suicidio) y cada parte en los días correspondiente a cada mes, así pues son 365 capítulos cortos los que componen esta historia.
A lo largo de todo ese año, que para el lector empieza un 1 de Agosto y terminará el 31 de Julio del año siguiente, Toni irá escribiendo cada noche pequeños retazos de su vida, pensamientos y reflexiones sin ningún orden en concreto, y mientras, el lector espera entender por qué este hombre ha tomado esta terrible decisión. Como el relato de sus recuerdos lo escribe para él mismo, no como diario póstumo, Toni se expresa sin filtros, con una sinceridad que por momentos resulta descarnada y cruel, sobre todo cuando habla sobre su familia, su ex mujer, su propio hijo, sus padres, su hermano...
Sinceramente, al principio la historia parecía interesante, pero confieso que cuando llevaba leídos tres meses (Agosto, Septiembre y Octubre) estaba deseando ya que se suicidara de una vez porque su historia se me estaba haciendo cansina y monótona, pero pensé que quizás debía seguir un poco más, ver si más avanzada la historia había algo que le aportara un poco de chispa a la novela, quizás algún personaje que hiciera más interesante la historia y bueno, es cierto que sí se incorpora a la trama un personaje que tiene que ver con el pasado del protagonista (Águeda), y aunque sí mejora algo la historia con ella presente, sinceramente ya era tarde para ganar puntos conmigo.
A medida que leía, entendía que Toni estuviera cansado de todo, la verdad. No ha crecido en una familia especialmente cariñosa, cuando tu madre escupe en la comida de tu padre... algo va mal, él siempre ha odiado a su hermano, siente que su matrimonio ha sido un teatro desde el principio y él solo el medio que su mujer eligió para tener un hijo, al que por cierto confiesa no haber querido nunca y que además intelectualmente siempre ha sido muy "justito", su trabajo es más una losa que una alegría y encima, el único amigo verdadero que tiene, un bocachancla llamado Patachula, no solo le apoya en su idea del suicidio, sino que le dice que él también se apunta. En fin...
Mi hijo me daba pena. Todavía me la da. Lo veo y digo entre mí: «Qué mala suerte ha tenido toda su vida este chaval». Amalia me lo mandaba a mí y yo se lo mandaba a Amalia como la pelota que se lanzan dos tenistas desde sus respectivas zonas de la cancha. De haber nacido en otra familia, en otra época, en otro país..., su evolución habría sido acaso más positiva. Esto, por descontado, no hay manera de saberlo. Muchas veces me entra una sensación rara cuando lo veo marcharse. Miro su espalda, su cogote, su forma desgarbada de andar, e imagino de pronto que soy mi padre y Nikita se ha convertido en el adolescente que yo fui, y entonces mi pena aumenta y me entra la duda de si lo que siento por mi hijo coincide con lo que papá sentía por mí.
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Personajes de "Los vencejos" |
Como os digo, haciendo un esfuerzo puedo entender que un tipo como este esté cansado de todo, pero es que a medida que leía, él me iba cayendo cada vez peor y sin embargo también pensaba que si se parara a pensarlo un poco, tenía razones para no suicidarse, aunque él no fuera capaz de verlas.
En alguna opinión he leído que es un libro con cierto humor pero yo desde luego no lo he visto por ningún lado, es más, en ocasiones, por más que haya leído que el autor se ha declarado feminista, (aunque con otras opiniones se haya cubierto de gloria (Véase ESTE TITULAR)) la novela rezuma un tufillo machista que no me ha gustado nada.
La forma de ser de Toni y su hermano, en un momento dado con su madre, tras quedarse viuda, ha sido deplorable, la forma de bromear de Patachula con Águeda (porque no es guapa ni está buena) en muchos momentos me ha parecido asquerosa por mucha espalda ancha que Águeda demuestra tener y donde parece que todo le resbala... La verdad es que no he empatizado con ninguno de los personajes que aparecen en esta historia y lo único que estaba consiguiendo Toni era contagiarme su propio hastío y amargura por el fracaso de su vida.
Por otro lado, me parece que Aramburu ha querido tocar muchos temas de actualidad distintos (incluido el atentado del 11-M en Madrid, tras el cual Patachula se gana su apodo), el mundo de la enseñanza en el que se mueve el protagonista, el bullying que sufre su hijo en el colegio, la política, la familia la suya propia y la política (con unos suegros a los que directamente despreciaba), los okupas, la infidelidad (que sufre en sus carnes cuando su mujer se va con otra mujer), la prostitución, el amor y la carencia de él... y más que me dejo en el tintero.
Sinceramente lo que me movía para seguir escuchando la novela, era que mientras lo hacía no sentía que perdía el tiempo, porque estaba haciendo otras cosas en casa y sobre todo quería saber qué ocurriría al final, final que por cierto tampoco me ha gustado 🤷♀️
En definitiva no he disfrutado esta lectura, creo que es obvio, aunque puedo entender que otros lectores sí, de hecho parece un libro que o gusta directamente o todo lo contrario, sin término medio. Creo que no se trata de si está bien o mal escrita, yo sigo diciendo que me gusta Aramburu y sé que volveré a él, tiene más que ver con que la historia en sí no era para mí. Los personajes me ha resultado desagradables y la historia muy desordenada (si sus recuerdos hubieran seguido un hilo temporal lineal, lo hubiera disfrutado más) y a la vez excesivamente larga y repetititva. Si al menos hubiera encontrado ese "humor" que han visto otros, pero no... quizás lo tenga, pero yo desde luego no lo he sabido verlo.
Si me paro a pensar en qué ha sido lo mejor de la novela, diría que quizás alguna reflexión del protagonista, el paseo por Madrid y la perra Pepa, testigo mudo de todo lo que ocurre y por la única que Toni parece sentir algo de cariño, bueno por ella y por los famosos vencejos, a los que incluso envidia en ocasiones.
Desde luego no creo que sea una novela para todo el mundo y si te lanzas de cabeza esperando otro "Patria" no lo vas a encontrar, lo que no significa que esta historia no te pueda gustar. Yo te recomiendo que la dosifiques, porque si te la quieres ventilar en tres días se te puede atragantar.
Así comienza "Los vencejos"
Llega un día en que uno, por muy torpe que sea, empieza a comprender ciertas cosas. A mí me ocurrió mediada la adolescencia, quizá un poco más tarde, pues fui un muchacho de desarrollo lento y, según Amalia, incompleto.
A la extrañeza inicial siguió la decepción y luego ya todo ha sido un arrastrarse por los suelos de la vida. Hubo épocas en que me identificaba con las babosas. No lo digo por lo feo y viscoso ni porque hoy tenga yo un mal día, sino por la manera como estos bichos se desplazan y por la existencia que llevan, dominada por la lentitud y la monotonía.
No voy a durar mucho. Un año. ¿Por qué un año? Ni idea. Pero ese es mi último límite.