5 nov 2018

Saludos nada cordiales (Christophe Carlier)

TÍTULO: Saludos nada cordiales
AUTOR: Christophe Carlier
EDITORIAL: Maeva

Sinopsis Editorial:

En este cozy mystery ambientado en una pequeña isla frente a la costa de la Bretaña francesa, un remitente anónimo envía cartas malintencionadas que hacen que salgan chispas de los buzones.

El otoño ha llegado a la isla. Una serie de cartas anónimas lacónicas e intimidantes interrumpen la vida pacífica de los isleños, haciéndoles sentir muy incómodos y levantando suspicacias. En pleno invierno, llega una nueva carta, esta vez con la firma de una niña que murió diez años atrás. ¿Es una carta falsa? ¿O es que la niña sigue viva? Pronto, la población de la isla está, literalmente, a punto de perder los nervios.

Tenía una idea más o menos clara sobre lo que para mí era el género “cozy mystery”, historias de misterio y suspense, con un toque de humor, donde apenas hay escenas de violencia o sexo y contadas de un modo amable y simpático, que suelen transcurrir en pequeñas comunidades donde todos se conocen y donde la investigación puede correr a cargo de cualquiera de los lugareños, así que cuando vi que “Saludos nada cordiales” venía catalogada así y teniendo en cuenta lo mucho que disfruto con las novelas de Agatha Raisin, que también podrían calificarse del mismo modo, no dudé en pedir el libro, además también creí que sería una novela epistolar, aunque eso no ha sido así exactamente.

La historia se divide en tres partes. En la primera empezaremos a conocer a los lugareños que viven en “la isla” (podría ser cualquier pequeña isla habitada del mundo). Es el entorno ideal para esta historia. Poco a poco muchos de los habitantes comienzan a recibir una serie de postales anónimas con apenas un par de líneas. Pequeños reproches, pero que resultan lo suficientemente incómodos para que sus receptores se revuelvan un poquito.
“Tiene usted la casa más bonita de la isla. ¿sería suya si siempre hubiera cumplido con sus obligaciones fiscales?” 
Las dos primeras postales son desechadas por sus destinatarios pero cuando llega la tercera carta, su destinataria no tiene ningún problema en decirlo bien alto en La Marine, el bar del pueblo y lugar ideal de reunión para enterarse de todo lo que sucede en la isla. No sabe quién se la envía y reconoce que no es una amenaza aunque sí una “acusación”. Poco a poco las postales irán llegando a más hogares y los vecinos empiezan a barajar el nombre de la persona que las está enviando. Es evidente que vive en la isla, que se mueve entre ellos y que además los conoce razonablemente bien. ¿Será Irène la viuda? ¿Quizás Adèle, esa “chismosa”? El caso es que el ambiente en la isla se va “contaminando” y todos comienzan a recelar de todos. ¿Realmente se conocen unos a otros o solamente conocen el exterior de sus vecinos? ¿Quién de ellos disfrutaría metiendo cizaña en la vida de los demás?

Fotografía de Culturebox.
Por supuesto en la isla también hay un gendarme que se estableció allí hace un par de años y que no esperaba que un asunto como el de los anónimos alterara tanto a los isleños. Gwenegan, que así se se llama, andaba tan perdido como yo en el asunto, y también algo temeroso de ser el destinatario de uno de esos anónimos porque él también tiene alguna cosilla que es mejor que no se sepa.

Yo confieso que empecé a leer y a escribir la lista de todos los que iban recibiendo su carta junto a su reacción, pero realmente no me sirvió de nada y no llegué a ninguna conclusión y de repente ¡zás! cuando entramos en la segunda parte de la novela se nos desvela la identidad del remitente y conoceremos  la historia desde su punto de vista, alguien que se ha convertido en "suscitador de escrúpulos, en atormentador de conciencias. Un moralista perverso."  Sabremos el por qué de todo esto y algo más que no os voy a contar. Creo que esta segunda parte es la que más me ha gustado del libro y de la tercera (y brevísima) parte de la novela es mejor no decir ni pío.

"Saludos nada cordiales" es una novela de lo más curiosa, porque a pesar de su brevedad y de un argumento tan intrigante, creí que sería de esas que devoraría de una sentada, con un estilo muy ligerito, pero me he encontrado con un libro que tiene una prosa muy elegante y elaborada, que va profundizando en las reacciones de la gente, personas que confiaban unas en otras y que ahora buscan segundas intenciones detrás de la más simple de las preguntas:
-¿Le cuesta dormir?- pregunta uno a un vecino. Este no se atreve a responder. El sí es imposible. ¿Qué uso se haría de una confesión como esa?
Una historia en la que se habla de las apariencias. De que el miedo puede aparecer en tu vida del modo más inesperado, convirtiéndote y convirtiendo a los demás en personas que de repente ya no conoces tan bien. Es una novela donde hay gran cantidad de personajes y del mismo modo que el remitente de las postales sabe escribir las frases adecuadas para remover a cada uno de ellos por dentro, el autor, con apenas unas pocas líneas consigue hacer un gran retrato perfecto de cada uno de los destinatarios.

Aunque me sigo declarando fiel seguidora de historias mucho más "sangrientas", reconozco que me ha gustado esta novela y que no está nada mal para intercalar entre lecturas más negras, sin acabar de salir del género de misterio. Además he disfrutado mucho de su prosa. No conocía al autor, pero ha sido un gusto empezar por este libro.
En el continente, a fuerza de avanzar a veces se llega a alguna parte. Pero ¿qué hacer en esta isla más que dar vueltas sin fin? ¿Llenar de dibujos manteles de papel? ¿Enviar anónimos? 

Puedes leer la primeras páginas de esta novela AQUI.

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