Galaxia:
As historias poden contarse de moitas formas. Mais poucas tan orixinais coma esta, deslumbrante, que nos propón Arantza Portabales neste segundo libro logo do éxito sen discusión da súa anterior novela, Sobrevivindo. Un mollo de voces que deixan mensaxes nun contestador. Historias de moitas almas que imos construíndo a medida que escoitamos o que se deixa nun aparello, frío, que, con todo, está cheo de vida, das vidas, as que a autora fai brillar cun lume de palabras que non vai deixarnos indiferentes.
Las historias pueden contarse de muchas formas. Pero pocas tan originales como esta, deslumbrante, que nos propone Arantza Portabales en este segundo libro después del éxito sin discusión de su anterior novela, "Sobrevivindo". Un grupo de voces que dejan mensajes en un contestador. Las historias de muchas almas que vamos construyendo a medida que escuchamos lo que dejan en un aparato, frío, que, con todo, está lleno de vida, de las vidas, a las que la autora hace brillar con un fuego de palabras que no nos va a dejar indiferentes.
Es curioso cómo elige una las lecturas a veces. Cuando vi esta novela en la página de Lumen me llamó la atención la portada y su sinopsis, pero también otra cosa, ese apellido gallego y ese nombre escrito de forma muy parecida a como yo escribo el mío, ella con "tz" Arantza y yo "tx" Mertxe, así que busqué un poquito de información de la autora y me hicieron gracia algunas cosas que tenemos en común:
- Padres gallegos que emigraron al País Vasco
- Donosti, nuestro lugar de nacimiento y
- Retorno de la familia a tierras gallegas en la década de los 80, (nosotros nos vinimos en el año 86 a Bueu y ella en el 85 a Marín).
Como yo soy 3 años más viejuna, sé que no habremos coincidido en el Instituto (yo estudié un año en Marín), pero desde luego, me han resultado curiosas las coincidencias, así que decidí comprarme el libro y cuando vi en Amazon los libros de la autora y lo encontré en gallego, ni me lo pensé. Leo poquito en gallego, pero hace tiempo que decidí que si la novela ha sido escrita en gallego, aunque también esté publicada en castellano, en gallego la leeré.
Y ahora pasemos a la novela. Solo he puesto la sinopsis que trae la edición gallega (aunque os he hecho una traducción) porque es mucho más escueta que la de Lumen, pero no os preocupéis que ahora os cuento yo un poquito más.
"Deixe a súa mensaxe despois do sinal" es una magnífica novela protagonizada por cuatro mujeres muy distintas entre sí y con edades también muy dispares, pero con algo en común, todas ellas optan por dejar mensajes en cuatro contestadores automáticos y al final, sus vidas acabarán cruzándose de alguna forma.
Por un lado tenemos a Marina, una mujer de hoy, abogada experta en divorcios que ahora debe enfrentarse al suyo propio y digamos que no lo lleva demasiado bien. Marina, va dejando mensajes en el contestador de Jorge, su ex. Le va explicando cómo se siente y por qué hizo lo que hizo.
Luego está Carmela, para mí el personaje más entrañable de esta historia. Carmela se está muriendo. Tiene cáncer y no está dispuesta a perder ni su dignidad ni un solo minuto del tiempo que le quede. Su hijo es médico y está trabajando en una ONG fuera de España y aunque hablan con frecuencia, ella decide no contarle nada y dejarle mensajes en el contestador teléfonico de su casa, porque sabe que no los escuchará hasta que regrese. Carmela no quiere que su hijo deje el trabajo que está realizando y que tan feliz le hace, pero necesita despedirse de él y para hacerlo debe contarle cosas que él desconoce pero que son importantes para que entienda cómo fue la vida de su madre y también cómo puede llegar a ser la suya.
Sara, al contrario que Carmela, lo que quiere es morirse y no deja de resultar extraño a la vista de cualquiera porque parece tenerlo todo a su favor, belleza, buena posición y el novio perfecto con el que está a punto de casarse. Tras un intento de suicidio (¿o fue un accidente?), será a su psicólogo a quien le deje mensajes en el contestador. Prefiere hacerlo así antes que en una consulta que no parece tal y cuánto bien le hace a Sara hablar de esta forma.
Y por último está Viviana. ¡Ay Viviana! cómo me ha tocado el corazón. Ella vive en Madrid y trabaja en Ikea, o al menos es lo que todo el mundo cree. Viviana es prostituta y trabaja para pagar una deuda. Ella deja mensajes en el contestador de su padre porque sabe que no los escuchará. Viviana representa a todas esas mujeres que han sufrido no solo abusos, sino también el silencio cómplice de quien lo sabía.
¿Y por qué todas estas maravillosas mujeres optan por hablar con cuatro contestadores automáticos, que curiosamente pertenecen a cuatro hombres, de los que nunca obtendrán una respuesta? Pues quizás porque en su vida diaria tampoco reciben las respuestas que necesitan, pero al menos de una máquina ya ni siquiera las esperan y además así se desahogan, se sienten libres de decir todo lo que realmente piensan y sienten. Es cierto que hoy día podrían elegir opciones más modernas, wasaps, emails, incluso redes sociales para compartir muchos de esos sentimientos, enseguida les lloverían "likes", "emoticonos" y mensajes de apoyo, pero creo que la seguridad de saber que no van a recibir una respuesta (al menos inmediata) es precisamente lo que les permite abrirse al cien por cien, desnudar el alma de cada una de ellas y hacernos ver lo importante que es hablar. Lo mucho que nos libera vaciarnos. De alguna forma hay que empezar y un contestador puede ser una buena opción y curiosamente el lector acaba convertido en otro contestador, en uno que recoge los mensajes de esos cuatro en los que se vacían Marina, Carmela, Sara y Viviana y aunque cada una ha optado hacerlo así por motivos diferentes (por vergüenza, por sentir no las escuchan, por proteger a un ser querido...) todas sienten el peso de la soledad y la necesidad de ser escuchadas.
Poco a poco el lector se adentrará en la vida de cada una de ellas e irá descubriendo su pasado y su presente en una lectura muy ágil gracias a unos capítulos no muy extensos que van alternando las voces de las cuatro protagonistas donde nos hablan de sus sentimientos más íntimos, del amor, de la culpa y la traición, del dolor, de las mentiras y verdades sobre las que construyeron sus vidas hasta que sin darnos cuenta las vidas de todas ellas se convierten en una.
Yo he disfrutado muchísimo de la lectura, me han encantado las personalidades de estas cuatro mujeres con sus miedos y sus contradicciones. Mujeres reales, en situaciones reales, cotidianas, con miedos reales que les afectan a ellas y que nos pueden afectar a todas en un momento dado. Ellas nos cuentan lo que sienten sin hacer de la lectura un texto depresivo, al contrario, tiene también mucho sentido del humor. Me ha hecho reír y sonreír en muchas ocasiones y ¡cómo no! también emocionarme en otros momentos. Me ha encantado el estilo y la prosa de esta autora que me atrapó en su novela desde la primera página (o el primer mensaje) y os recomiendo mucho su lectura y otra cosa importante que me gustaría destacar es que a pesar de estar protagonizado por cuatro mujeres no creo que sea en absoluto una novela "para mujeres", al contrario, creo que también los hombres disfrutarán de su lectura y quizás ellos también reconozcan en estas mujeres a otras que tienen a su alrededor.
As historias poden contarse de moitas formas. Mais poucas tan orixinais coma esta, deslumbrante, que nos propón Arantza Portabales neste segundo libro logo do éxito sen discusión da súa anterior novela, Sobrevivindo. Un mollo de voces que deixan mensaxes nun contestador. Historias de moitas almas que imos construíndo a medida que escoitamos o que se deixa nun aparello, frío, que, con todo, está cheo de vida, das vidas, as que a autora fai brillar cun lume de palabras que non vai deixarnos indiferentes.
Las historias pueden contarse de muchas formas. Pero pocas tan originales como esta, deslumbrante, que nos propone Arantza Portabales en este segundo libro después del éxito sin discusión de su anterior novela, "Sobrevivindo". Un grupo de voces que dejan mensajes en un contestador. Las historias de muchas almas que vamos construyendo a medida que escuchamos lo que dejan en un aparato, frío, que, con todo, está lleno de vida, de las vidas, a las que la autora hace brillar con un fuego de palabras que no nos va a dejar indiferentes.
Es curioso cómo elige una las lecturas a veces. Cuando vi esta novela en la página de Lumen me llamó la atención la portada y su sinopsis, pero también otra cosa, ese apellido gallego y ese nombre escrito de forma muy parecida a como yo escribo el mío, ella con "tz" Arantza y yo "tx" Mertxe, así que busqué un poquito de información de la autora y me hicieron gracia algunas cosas que tenemos en común:
- Padres gallegos que emigraron al País Vasco
- Donosti, nuestro lugar de nacimiento y
- Retorno de la familia a tierras gallegas en la década de los 80, (nosotros nos vinimos en el año 86 a Bueu y ella en el 85 a Marín).
Como yo soy 3 años más viejuna, sé que no habremos coincidido en el Instituto (yo estudié un año en Marín), pero desde luego, me han resultado curiosas las coincidencias, así que decidí comprarme el libro y cuando vi en Amazon los libros de la autora y lo encontré en gallego, ni me lo pensé. Leo poquito en gallego, pero hace tiempo que decidí que si la novela ha sido escrita en gallego, aunque también esté publicada en castellano, en gallego la leeré.
Arantza Portabales |
"Deixe a súa mensaxe despois do sinal" es una magnífica novela protagonizada por cuatro mujeres muy distintas entre sí y con edades también muy dispares, pero con algo en común, todas ellas optan por dejar mensajes en cuatro contestadores automáticos y al final, sus vidas acabarán cruzándose de alguna forma.
Por un lado tenemos a Marina, una mujer de hoy, abogada experta en divorcios que ahora debe enfrentarse al suyo propio y digamos que no lo lleva demasiado bien. Marina, va dejando mensajes en el contestador de Jorge, su ex. Le va explicando cómo se siente y por qué hizo lo que hizo.
Luego está Carmela, para mí el personaje más entrañable de esta historia. Carmela se está muriendo. Tiene cáncer y no está dispuesta a perder ni su dignidad ni un solo minuto del tiempo que le quede. Su hijo es médico y está trabajando en una ONG fuera de España y aunque hablan con frecuencia, ella decide no contarle nada y dejarle mensajes en el contestador teléfonico de su casa, porque sabe que no los escuchará hasta que regrese. Carmela no quiere que su hijo deje el trabajo que está realizando y que tan feliz le hace, pero necesita despedirse de él y para hacerlo debe contarle cosas que él desconoce pero que son importantes para que entienda cómo fue la vida de su madre y también cómo puede llegar a ser la suya.
Sara, al contrario que Carmela, lo que quiere es morirse y no deja de resultar extraño a la vista de cualquiera porque parece tenerlo todo a su favor, belleza, buena posición y el novio perfecto con el que está a punto de casarse. Tras un intento de suicidio (¿o fue un accidente?), será a su psicólogo a quien le deje mensajes en el contestador. Prefiere hacerlo así antes que en una consulta que no parece tal y cuánto bien le hace a Sara hablar de esta forma.
Y por último está Viviana. ¡Ay Viviana! cómo me ha tocado el corazón. Ella vive en Madrid y trabaja en Ikea, o al menos es lo que todo el mundo cree. Viviana es prostituta y trabaja para pagar una deuda. Ella deja mensajes en el contestador de su padre porque sabe que no los escuchará. Viviana representa a todas esas mujeres que han sufrido no solo abusos, sino también el silencio cómplice de quien lo sabía.
¿Y por qué todas estas maravillosas mujeres optan por hablar con cuatro contestadores automáticos, que curiosamente pertenecen a cuatro hombres, de los que nunca obtendrán una respuesta? Pues quizás porque en su vida diaria tampoco reciben las respuestas que necesitan, pero al menos de una máquina ya ni siquiera las esperan y además así se desahogan, se sienten libres de decir todo lo que realmente piensan y sienten. Es cierto que hoy día podrían elegir opciones más modernas, wasaps, emails, incluso redes sociales para compartir muchos de esos sentimientos, enseguida les lloverían "likes", "emoticonos" y mensajes de apoyo, pero creo que la seguridad de saber que no van a recibir una respuesta (al menos inmediata) es precisamente lo que les permite abrirse al cien por cien, desnudar el alma de cada una de ellas y hacernos ver lo importante que es hablar. Lo mucho que nos libera vaciarnos. De alguna forma hay que empezar y un contestador puede ser una buena opción y curiosamente el lector acaba convertido en otro contestador, en uno que recoge los mensajes de esos cuatro en los que se vacían Marina, Carmela, Sara y Viviana y aunque cada una ha optado hacerlo así por motivos diferentes (por vergüenza, por sentir no las escuchan, por proteger a un ser querido...) todas sienten el peso de la soledad y la necesidad de ser escuchadas.
Poco a poco el lector se adentrará en la vida de cada una de ellas e irá descubriendo su pasado y su presente en una lectura muy ágil gracias a unos capítulos no muy extensos que van alternando las voces de las cuatro protagonistas donde nos hablan de sus sentimientos más íntimos, del amor, de la culpa y la traición, del dolor, de las mentiras y verdades sobre las que construyeron sus vidas hasta que sin darnos cuenta las vidas de todas ellas se convierten en una.
Yo he disfrutado muchísimo de la lectura, me han encantado las personalidades de estas cuatro mujeres con sus miedos y sus contradicciones. Mujeres reales, en situaciones reales, cotidianas, con miedos reales que les afectan a ellas y que nos pueden afectar a todas en un momento dado. Ellas nos cuentan lo que sienten sin hacer de la lectura un texto depresivo, al contrario, tiene también mucho sentido del humor. Me ha hecho reír y sonreír en muchas ocasiones y ¡cómo no! también emocionarme en otros momentos. Me ha encantado el estilo y la prosa de esta autora que me atrapó en su novela desde la primera página (o el primer mensaje) y os recomiendo mucho su lectura y otra cosa importante que me gustaría destacar es que a pesar de estar protagonizado por cuatro mujeres no creo que sea en absoluto una novela "para mujeres", al contrario, creo que también los hombres disfrutarán de su lectura y quizás ellos también reconozcan en estas mujeres a otras que tienen a su alrededor.
Ola, filliño. Non sabes o consolo tan grande que é para min marcar o número da túa casa e deixarche estas mensaxes. Porque a verdade é que me daba un medo tolo non poder despedirme en condicións e dicirche todas esas cousas que os dous sabemos que nunca che puiden dicir. Ao longo desta vida tan só tiven un medo real: morrer despois de ti. Por iso agora estou tranquila. Porque sei que iso non vai suceder. A morrer non teño medo. Á morte non se lle pode temer. Só morre quen viviu, neno. Eu téñolle respeto.
Hola, hijo. No sabes el consuelo tan grande que es para mí marcar el número de tu casa y dejarte estos mensajes. Porque la verdad es que me daba un miedo terrible no poder despedirme en condiciones y decirte todas esas cosas que los dos sabemos que nunca te pude decir. A lo largo de esta vida tan sólo tuve un miedo real: morir después de ti. Por eso ahora estoy tranquila. Porque sé que eso no va a suceder. A morir no tengo miedo. A la muerte no se le puede temer. Sólo muere quien vivió, hijo. Yo le tengo respeto.Si quieres puedes leer las primeras páginas de la Edición de LUMEN: AQUÍ
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