10 oct 2009

Fragmentos #4. "El pescador de cangrejos"


SUSANA NEGRO
"- Mademoiselle- susurró-, por favor... descálcese.
Obedecí.
Duong Thai Loan abandonó el balcón, vino hacia mí. En su camino tomó un almohadón. Se agachó junto a la silla en la que yo continuaba rígida. Recogió con el antebrazo derecho mis pantorrillas y acomodó el almohadón debajo de los pies. Dilatados segundos en los cuales la selva acució nuestra respiración. Con las yemas circundó mis uñas, botones rubí. Una palpitación violenta me quitó el aire al sentir sus palmas por el empeine, los tobillos. Con el cuenco de las manos me apresó los talones y se deslizó hasta palpar una a una las cavidades entre mis dedos. Se arrodilló, inclinó la cabeza y posó sus labios, primero en un pie y, luego, en el otro."

...........

"Me sostuve contra el cortinado. Reptó hasta mí su pelo negro y las manos ávidas exploraron las horas que nos habían separado. Empezó a murmurar palabras en su lengua; con ellas enjoyó mi cuello y los lóbulos de mis orejas, derramó en el cuenco de mis oídos un decir húmedo, caliente y arisco. Envueltos en el abrazo del cortinado, fuimos un fruto creciente y poderoso. Penetró en mi alcoba el titilar de la noche. Penetró la punta comba, un poco hendida, del astro que precede el haz luminoso y apretado del cometa. Y anidó en la cripta voraz. Contienda de jaulas y fieras, la jungla se enseñoreó. Desvanecerme y evanescerme. Nos arrastró un oleaje de brazos, piernas, torsos multiplicados, infinitos, estrepitosos. Mi lecho fue barca, manjar, cumbre, precipicio. Mi cuerpo : bóveda, cosmos, pedregal, rocío."

...........

"Me senté en el rellano tal como lo hiciera las noches de Stendhal. El pasado y sus marchitos personajes se sentaron a mi lado. No circularon lento, como en una película, sino en apretado desfile, al unísono, súbitos, expeliendo silbos de hielo. Me provocaron tan amargo sentir en tan brevísimo instante que me quedé sin respiración. Mientras me tragaba las lágrimas, escuché a papa patear la pila de cajas con fotografías amarronadas. Lo escuché precipitar caireles, bronces, crispar alguna porcelana. Seguí el pavor de ella y el derrotero de las suelas de él desandando encima de mi cabeza; me pareció verlo arribar al ropero de la abuela, vulnerar llaves y goznes, y reprimir el estremecimiento ante el teatro de lentejuelas, draperies, rasos perlados, azules terciopelos. Oí los jadeos entremezclados y una batalla de pies y manotazos. Oí chirriar la falleba de la ventanuca por cuyo vano observara yo pasar los contingentes alemanes una tarde lluvia. y oí la lluvia parisina [...] lluvia cadenciosa, mansa, aferrada a los hilvanes de coñac, a la desventura de madame de Rênal, a los suspiros de Matilde la Mole y al pálido ensortijado de Julián Sorel."

4 comentarios:

  1. Creo que me he quedado sin palabras, es... sencillamente espléndido. Cada vez me haces lamentar más lo difícil que es conseguir el libro.

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  2. Pues con esos fragmentos a quien no se le antoja leer este libro, realmente me has dejado igual que a Elwen: sin palabras. Hay un poder de fuerza y pasión en la escritura.

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  3. Unos fragmentos geniales, lamento lo que dice Elwen sobre la dificultad de encontrar el libro, porque si todo el tiene la fuerza de estos parrafos simplemente sera unico.

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  4. Susana ha dejado un comentario en la entrada que hice sobre su libro.
    Por lo visto hace un par de meses que el libro ha llegado a Buenos Aires y ha dejado un par de enlaces para que le echeis un vistazo. Si alguien está interesado al menos teneis esa opción.

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