La bahía de la luna verde (Isabel Beto)
Editorial: Ediciones B
Berlín, 1896. Amely se derrumba al saber que su padre quiere casarla con Kilian, uno de los barones del caucho más ricos de Brasil. Adivina al instante que es una moneda de cambio para sus negocios, y emprende, desconsolada, la travesía en barco hacia su nueva vida.
A su llegada, se deja maravillar por los lujos y el exotismo compartidos con su excéntrico marido. Pero pronto el matrimonio se tambalea, el caucho arrasa la vida en el Amazonas, y Amely decide por fin abandonar su felicidad impostada.
Bueno, pues tras el buen sabor de boca que me dejó la última novela de Sarah Lark "La isla de las mil fuentes", me quedé con ganas de algún otro destino landscape y le metí mano a esta novela, pero la verdad es que no ha sido lo que esperaba. No es que no me haya gustado, pero ha sido una lectura con muchos altibajos que estaba deseando terminar. Es bastante más delgada que la de Sarah Lark y sin embargo me ha durado más del doble. En fin, creo que toca descansar dos o tres novelitas antes de sumergirme en otros interesantes destinos viajeros que esperan en mis estanterías.
La historia comienza en Berlín en el año 1896. Amely, la protagonista de esta historia, se entera de que su padre ha decidido prometerla en matrimonio con un hombre muchísimo mayor que ella, que vive en Manaos (Brasil) donde es uno de los barones del caucho más importante. Por muy bien que su padre le pinta la situación, ella tiene más que claro que no es más que moneda de cambio en los negocios de ambos hombres, tanto su prometido Kilian Wittstock como su propio padre. Pero lo peor de todo es que Amely está enamorada de Julius y debe poner punto final a esa relación y embarcarse casi sin tiempo para asimilarlo rumbo a Brasil.
Su llegada a Brasil no puede empezar con peor pie. El día que llega muere el único hijo que le quedaba a Kilian, puesto que ya había perdido a otros dos, además de a su primera esposa, pero además Kilian no le gusta en absoluto. No sólo le dobla en edad, sino que su comportamiento deja mucho que desear y se convierte en un personaje absolutamente desagradable y repulsivo. Aunque Amely intenta que la convivencia sea más o menos soportable, son muchas las cosas que le disgustan y finalmente acaba marchándose de casa. Cómo sobrevive en un entorno hostil que parece indicado solamente para los nativos, es algo que no os voy a contar, pero será la etapa más importante de Amely en Brasil, sin duda alguna.
La novela está estructurada en tres partes y como ya mencioné, no ha sido lo que yo esperaba. Me costó bastante meterme en la historia y en mi opinión se puso interesante cuando, después de leídas más de cien páginas, apareció en escena Aymaho, un indígena que aparece hacia la mitad de la primera parte del libro. Su historia y la de Amely acaban cruzándose al final de esta primera parte.
Durante la segunda parte nos sumergiremos en la vida de la tribu Yayasacu. A través de ellos veremos lo difícil que puede ser sobrevivir en la selva, de la que la autora hace una amplia descripción y donde cualquier cosa puede resultar ser un peligro, plantas, insectos, otros animales e incluso la lluvia, seremos testigos de sus costumbres, sus ritos y su forma de adorar a numerosos dioses o espíritus. Esta es una parte interesante de la novela, pero se me hizo un poco larga de más, la verdad.
La tercera parte, evidentemente, es el desenlace de la historia y hablar de ella, desvelaría más cosas de las necesarias.
En general no he acabado conectando con ninguno de los personajes, ni principales ni secundarios, a pesar de que es fácil hacerse un retrato de todos ellos. Quizás el que me ha parecido más logrado, además de los componentes de la tribu Yayasacu, es Kilian. Realmente logra que le cojas asquito, así que supongo que en ese sentido la autora lo ha hecho muy bien, pero por Amely no he sentido nada. Es evidente que se va transformando y pasa de ser esa jovencita "finolis" que llega a Brasil, a transformarse en una mujer más madura, pero vaya, tampoco demasiado, al menos en mi opinión.
Si tuviera que destacar algo en este libro, sería todo lo que tiene que ver con la extracción del caucho y las salvajadas a las que sometieron a los indígenas, esclavizándolos, cuando el esclavismo ya era algo ilegal, las condiciones de extenuación en que los hacían trabajar, sobre todo teniendo en cuenta las altas temperaturas en Manaos, cómo no dudaron en destrozar una parte importante de la selva amazónica para construir un ferrocarril que los acercara a "los árboles que lloran", de donde extraían el caucho. Un territorio que prácticamente era virgen, se convirtió en la ambición de los colonizadores desde el mismo instante en que las propiedades del caucho fueron descubiertas y no dudaron en extraer todo lo que pudieron mientras no consiguieron que el árbol del caucho creciera en otra parte del mundo. Por supuesto la consecuencia que tuvo en las tribus que habitaban la Selva Amazónica no pudo ser más dramática, llegando incluso al exterminio de algunas de ellas.
Y mientras tanto la decadente sociedad compuesta de los ricos barones del caucho y sus esposas, hacían la vista gorda, pretendiendo vivir como si no hubieran abandonado sus países de origen, construyendo, por ejemplo, en medio de la selva un teatro de la ópera o permitiéndose lujos como ponerse joyas en los dientes o enviando a lavar sus ropas al otro lado del Atlántico porque el agua que llevaba el Río Negro no dejaba sus ropas en condiciones. Lo de mandar abrevar a los caballos con champán, ya me cuesta creerlo, pero es un dato que aporta la autora al final de la novela. El colmo de la decadencia frente al colmo de la miseria de los más pobres.
En definitiva, para mi más que una novela romántica es la crítica de una mujer enamorada de este país hacia la explotación sin control de los recursos naturales por parte de los más fuertes. Es cierto que la historia no se desarrolla en la época actual, pero si nos paramos a pensarlo no hay tantas diferencias. Quizás hoy día no se pueda esclavizar del mismo modo a la gente, o quizás simplemente lo que se hace es disfrazar el modo.
Fotografías:
- de la autora: http://www.autorasenlasombra.com/autores.php?id=2888En general no he acabado conectando con ninguno de los personajes, ni principales ni secundarios, a pesar de que es fácil hacerse un retrato de todos ellos. Quizás el que me ha parecido más logrado, además de los componentes de la tribu Yayasacu, es Kilian. Realmente logra que le cojas asquito, así que supongo que en ese sentido la autora lo ha hecho muy bien, pero por Amely no he sentido nada. Es evidente que se va transformando y pasa de ser esa jovencita "finolis" que llega a Brasil, a transformarse en una mujer más madura, pero vaya, tampoco demasiado, al menos en mi opinión.
Si tuviera que destacar algo en este libro, sería todo lo que tiene que ver con la extracción del caucho y las salvajadas a las que sometieron a los indígenas, esclavizándolos, cuando el esclavismo ya era algo ilegal, las condiciones de extenuación en que los hacían trabajar, sobre todo teniendo en cuenta las altas temperaturas en Manaos, cómo no dudaron en destrozar una parte importante de la selva amazónica para construir un ferrocarril que los acercara a "los árboles que lloran", de donde extraían el caucho. Un territorio que prácticamente era virgen, se convirtió en la ambición de los colonizadores desde el mismo instante en que las propiedades del caucho fueron descubiertas y no dudaron en extraer todo lo que pudieron mientras no consiguieron que el árbol del caucho creciera en otra parte del mundo. Por supuesto la consecuencia que tuvo en las tribus que habitaban la Selva Amazónica no pudo ser más dramática, llegando incluso al exterminio de algunas de ellas.
Y mientras tanto la decadente sociedad compuesta de los ricos barones del caucho y sus esposas, hacían la vista gorda, pretendiendo vivir como si no hubieran abandonado sus países de origen, construyendo, por ejemplo, en medio de la selva un teatro de la ópera o permitiéndose lujos como ponerse joyas en los dientes o enviando a lavar sus ropas al otro lado del Atlántico porque el agua que llevaba el Río Negro no dejaba sus ropas en condiciones. Lo de mandar abrevar a los caballos con champán, ya me cuesta creerlo, pero es un dato que aporta la autora al final de la novela. El colmo de la decadencia frente al colmo de la miseria de los más pobres.
En definitiva, para mi más que una novela romántica es la crítica de una mujer enamorada de este país hacia la explotación sin control de los recursos naturales por parte de los más fuertes. Es cierto que la historia no se desarrolla en la época actual, pero si nos paramos a pensarlo no hay tantas diferencias. Quizás hoy día no se pueda esclavizar del mismo modo a la gente, o quizás simplemente lo que se hace es disfrazar el modo.
Fotografías:
- del mapa: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.385718301479184.101965.275060199211662&type=3