Resurrección. Crónicas del caído (Iván Mourín)

SINOPSIS:

Diana ha regresado… Puedes correr hasta reventar, esconderte y que los temblores te delaten, o gritar hasta que tu garganta se desgarre, porque si ella te encuentra, desearás estar muerto. Y, créeme, lo acabará haciendo.

¿Qué daría por recuperar a la persona que amo?

Esto es lo que se cuestiona Moisés Ojea, un escritor que ha perdido a su mujer en un accidente de tráfico meses atrás, en El Cajón Escondido, una tienda muy peculiar del barrio chino barcelonés donde se trafica con extraños objetos esotéricos, y en donde su propietario le ofrece uno que jamás debería aceptar. Una pieza única capaz de conseguir que Diana regrese de las cenizas, aunque no sola: un ser tan antiguo como el tiempo, que lleva siglos dormido la acompaña como un parásito, y está hambriento. Cuatro personas unidas a la resucitada por un vínculo desconocido serán arrastradas por el miedo a un destino que creían haber evadido, mientras Moisés se enfrenta en su infierno particular a los espectros del pasado, que reclaman algo más que su vida. Ivan Mourin despertará tus miedos más profundos, invitándote a entrar en un mundo de oscuridad, fantasmas y demonios… donde Diana busca desesperadamente algo que es suyo. ¿Lo tendrás tú?

Ficha del libro Aquí

En “Resurreción. Crónicas del caído”, Iván Mourín nos anima a preguntarnos ¿Qué haríamos para recuperar a ese ser querido que ya no se encuentra entre nosotros? ¿estaríamos dispuestos a cualquier cosa a pesar del precio que hubiera que pagar a cambio?

Qué queréis que os diga, a lo mejor mi respuesta después de leer esta novela no es la misma que hubiera contestado “a priori”, lo que sí tengo claro es que de ser yo la “persona” que ya no está… ¡por favor! ¡por favor! familia y amigos, dejadme tranquila allí donde esté, que si me he ido será por algo.

Y es que sí, es muy tentador recuperar a quien has perdido, pero el rosario de consecuencias que eso conlleva no se lo desea uno a nadie tras leer esta novela. Si además, como en el caso de Diana, cuando “regresa” no está completa porque su marido donó parte de sus órganos, el regreso todavía es más doloroso y traumático porque ella no estará, vamos a decir “bien”, sin lo que le falta, lo que nos llevará a leer una serie de capítulos dignos de las mejores películas de terror, mientras ella lucha por recuperar sus “piezas”.

Reconozco que tras leer en el prólogo las palabras de Francisco Narla diciendo “…tómese un momento para pensar cuánto desea descubrirse despertando entre fríos sudores y respiraciones entrecortadas porque, sin duda, eso es lo que conseguirá si continua leyendo las siguiente páginas…” esperaba sentir más miedo, pero creo que en general es algo que me ocurre siempre con las novelas de terror, no acaban de aterrorizarme tanto como si las viera adaptadas luego en una película. Lo que tengo claro es que de ningún modo me gustaría vivir algo parecido (de hecho creo que ya me habría dado un chungo al conocer a Daniel en persona ¡qué mal rollo desprende el tipejo ¡madre mía!), y desde luego si pienso en este libro como en un película, creo que sí, que preferiría verla en compañía. Eso sí, justo cuando la terminé, en cuanto leí la última frase que se refería a cierto cuchillo y a cierto cuello y cerré el libro… ¡Plaf! se fue la luz en toda la calle. Y oye de repente, noté mi corazón latiendo a cierta velocidad y es que claro, si la luz se hubiera ido a las 4 de la tarde lo mismo no me enteraba, pero a las ocho y media de la noche pues sí, acojona un poco más.

En fin, que os recomiendo esta historia de terror, donde hay espacio también para el amor, aunque no sea el mejor de los escenarios. Una historia donde los personajes están sentenciados por mucho que busquen donde esconderse. Una lectura ágil, de capítulos cortos, que aceleran más la lectura y con algunos pasajes dignos de ser llevados a la gran pantalla. 

¡Hala! A pasar miedo un ratito…

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